domingo, 17 de marzo de 2013

Una inesperada y divertida ventisca en la Sierra de las Nieves.



La mañana amaneció chispeando, pese a todo decidimos ascender, ya que las previsiones, aunque con lluvia y posible niebla, eran asumibles por el contexto: un camino bien marcado y una sierra que conocemos bien.

A la una de la tarde estábamos en lo más alto del pinsapal, todo marchaba según lo previsto, el Torrecilla se veía a lo lejos, alguna que otra nube lo cubría de forma aislada, conforme nos acercábamos comenzó a intensificarse la lluvia que nunca nos abandono, pero lo peor de todo estaba por venir, el viento inició a ser realmente fuerte y un granizo pequeño pero persistente nos acompañó durante cerca de cuatro  horas. El viento era tan fuerte en ocasiones que nos llegó a levantar del suelo y el granizo, pese a ser pequeño nos hacía daño al golpearnos la cara. El viento, el granizo y una niebla espesa nos hizo calibrar la situación y decidimos ir a las cuevas que se encuentran cerca de la base del Torrecilla, allí esperaríamos algún tiempo para que pasara aquella pequeña ventisca, sin que sobrepasase el tiempo estimado de seguridad para nuestra vuelta. El mal tiempo no aminoró en absoluto, eran las cinco de la tarde y no queríamos hacer la vuelta a oscuras con semejante tiempo, así que decidimos hacer el camino de vuelta ahora que había luz y las condiciones no eran peores. El ritmo fue realmente rápido, pero una hora después vemos como el granizo cesa, la lluvia comienza a aminorar su cadencia y la niebla se levanta, estamos entre los últimos quejigos centenarios y los primeros vetustos pinsapos... el cielo se abre en un instante. Ahora parece que no ha sucedido nada, el Torrecilla y la Sierra de las Nieves nos han jugado una pequeña mala pasada, iniciamos el descenso por la Cañada del Cuervo. Nos hemos quedado sin las fotografías que queríamos hacer del manto de nubes y de los pinsapos entre la niebla, así como algunas otras entre los pinsapos al anochecer... otra vez será. La seguridad ante todo, ella nos proporciona el obtener el lado positivo y considerar que hemos pasado un día realmente divertido, por suerte, teníamos como siempre todo el equipo para afrontar casi cualquier tipo de circunstancia adversa si nos quedábamos aislados.

En amarillo el espacio recorrido y en rojo el que quedó por cubrir para completar la ascensión al Torrecilla con sus 1919 m.

Si estas circunstancias se hubieran desarrollado en la zona que normalmente cubrimos en los Pirineos (Ordesa), nos hubiéramos quedado en casa disfrutando de un buen día con la familia, una agradable comida y un vino de la tierra que nos trae largas charlas junto a la chimenea.


No hay comentarios:

Publicar un comentario